Soy nada en lo infinito del tiempo, he llegado al punto donde no hay retorno

martes, 13 de abril de 2010

Chuyita, te debo mucho

Han pasado muchos días, no me atrevía a escribir para ti, no sé qué decir porque todo lo llevo por dentro, en el alma y con el deambular de un lugar a otro cual migrante errante, uno se protege de situaciones tristes, hay mucha tristeza en los rostros indiferentes de tus paisanos, la eterna búsqueda, María de Jesús, el cambio y sus nostalgias que son las mías.
Prefiero volver atrás, casi siempre retorno a esos pasados, un día comenté que por mi madre la conocí, y se apoderó de mi espíritu perdulario migrante, dirías que del tingo al tango …De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera, …, te debo, mínimo, estas palabras mientras recuerdo aquellas tardes cuando cantabas para mí y llegaban tus hijas a bailar y hacerte coro … que me sentencie la muerte… el día que a mí me maten que sea de cinco balazos...
-ay no, eso de balazos no, es feo- decías riendo pero Lucy continuaba...
-...por caja tengo un zarape, por cruz mis dobles cananas y escriban sobre mi tumba mi último adiós con mil balas…
Contigo aprendí el nombre de todos los estados y capitales de la República que hice mía, enseñaste a pronunciar la S y la D porque los cubanos hablamos cortados, …ciudá, nosotro…vepaquí, oyechico, cómo está.
Te acuerdas del pollo Alfredo? Ahora digo, porque sé me entenderás desde el cielo, las primeras veces no me llené por vergüenza, tenía mucha hambre, pero luego, cuando hacía un receso en el peregrinar entre Mochis y Mazatlán, te pedía, como se pide a las madres, la comida favorita, cocinabas sopa de apio y pollo Alfredo y cuando me veían llegar a tu casa en la colonia Magisterial, comenzaba la protesta de tus hijas porque sabían el menú pero tú reías en complicidad con la ternura y los apapachos, comentabas preocupada:
-…pobrecita, está sola en este país…sin sus hijos. Y preguntabas por Cuba aunque no entendiste ese asunto de racionar alimentos, sin comer carne ni tacos y llamabas a tu bebé, la más pequeña de edad, la que bauticé Mesenger, la más grande:
-…busca en la caja del chivo, cómprame cocacola, con el cambio una caja de cigarros
-…ay mamá noooo fumes...

-Ve tú Marycarmen- y desde esa época me llaman Marycarmen, tú y la Yuly me adoptaron sinaloense de pura cepa.
Aprendí en las calles el ¡órale chingados!, a toda madre.., plebes, qué onda, vamos a con-vivir yyyyyyyyy a con-beber.
Cuando pienso en el regreso a Mochis no sé cómo llegar a tu casa si ya no estás, extrañaré el abrazo apretado, las canciones aunque te doliera la mandíbula, las bendiciones cuando me iba y pregunto conociendo respuestas, pregunto ¿cómo será la casa sin ti? ¿Cómo continuar las rutinas de cada día sin verte en la esquina del sofá? ¿Cómo dormir sin despertar para auxiliarte? Fuiste mi maestra de Historia de México, no pronuncio excelente pero cuando ando por tierras extranjeras no identifican mi origen de cubana errante y en la central del norte, Ciudad de México, los taxistas preguntaban si era norteña y respondía ¡Si, a pura madre!!! Me hubieras señalado ese lenguaje del populacho pero así son las calles sinaloenses y a pesar de todo, con todo, amo a Sinaloa, muero por un amanecer en Puerto Padre y un atardecer en tu querido Mazatlán.
Desde el cielo Madre, dame tu bendición y perdóname no estar contigo cuando te fuiste, algún día cercano regresaré a cantar como aquellas tardes, aunque acabemos llorando Lucy, Yuli, Mesenger y yo.
Gracias por el cariño, tu preocupación, por permitirme hacer de tu casa la mía y enseñarme a ser la Marycarmen, te lo debo. Un beso doña Chuyita.

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